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jueves, 7 de junio de 2018

Barro (vieiras al horno)

Tengo el pelo fino, estrecho, poco, plano, por eso me obsesiona su cuidado. Siempre ando en busca del mejor champú, tratamientos, peluquería, y esta ofuscación con mi cuero cabelludo me llevó a visitar un nuevo salón (si alguien me quiere explicar por qué a las peluquerías se le llaman salones, pues estupendo). Familiares y amigas me habían hablado de unos barros milagrosos que sustituyen al tinte convencional (el cual utilizo desde el pleistoceno ya que uno de mis regalos genéticos que he heredado de mis antepasados ha sido el tener una abundante canicie desde muy joven). En fin, que como hay un centro de esos muy cerca de mi casa allá me fui, rauda y veloz , la tarde de un lunes lluvioso y ventoso, día ideal para ir a una peluquería. Nada mas entrar una mujer de mediana edad (expresión que detesto desde que soy una mujer de mediana edad) con un pelazo maravilloso(todo hay que decirlo) se me acercó me plantó dos besos y me dijo: "Hola soy Manoli (nombre ficticio para no herir sensibilidades), bienvenida al centro estético Manoli, voy a cuidar de ti y sobretodo de él",(me dijo sonriendome y señalando a mi cabeza), pues nada, yo solo quería teñirme las canas pero gracias de todos modos. Después de mirar y remirar si me podía atender me preguntó: "¿Y como nos conociste?", (y porqué pluraliza si solo hay una, pensé), "Pues mira, me habló una amiga de ti y me decidí a venir a tu peluquería", la dulce y tranquila expresión de Manoli cambio ipso facto y su entrecejo se arrugó rápidamente "Esto no es una peluquería, es un centro de tratamiento capilar y yo no soy peluquera, soy una doctora del pelo, tu coach capilar", la madre que me parió, coach capilar, jooodeeerrr, bueno Maritere,puedes echar a correr o aguantar el chaparrón, me dije a mi misma, opté por la segunda opción, porque yo lo valgo. Mientras esperaba a que me tocase mi turno me senté en un silloncito muy cómodo para ser una peluquería, perdón, perdón, para ser un centro de tratamiento capilar y reparé en el ambiente que me rodeaba. Al contrario que en el resto de los centros de tratamiento capilar a los que suelo ir, con ruidos de secadores, unas abuelas comentando la ultima boda real o una tele con "sálvame" de fondo, aquí solo interrumpía el silencio una música ambiental así tipo tibetana, la peluquera Manoli, digo, la coach Manoli, hablaba muy bajito con la otra clienta que esta atendiendo, apenas había un par de revistas de cotilleo, sin embargo había seis o siete sobre temática naturista, homeópata y alimentación vegana .... Por fin me toca "Ven por aquí Teresa", me siento en una sillita delante de una tele y Manoli me empieza a ver el pelo con una especie de cámara, "Mira ahí lo tienes, un sufridor",miré para los lados por si había aparecido alguien pero no, hablaba de mi melena, estaba allí, en la tele . .. Manoli, una coach capilar totalmente entregada a la causa, me empezó a hablar del pelo, que era un órgano, que sentía como tu y como yo, que sufría y que estaba tranquilo porque sabía que lo había puesto en buenas manos . . . ya es tarde para echar a correr, mierda . .. ahora es cuando me pide el numero de cuenta para colaborar en la causa y me droga y me mete en una secta, y Ángel ( para l@sque no lo sepáis es mi querido amante-esposa-amigo-compañero, este )  no sabe donde es este sitio y ya no voy a ver mas a mis hijit@s,Ángel´, Inés, no me olvidéis!!!!. . .  "cambiate ahora de sitio y procedemos" ... procedemos a que, joder, quiero irme a mi casa . . . me untó el pelo con un barro,sí, sí, tenía mi cabellera impregnada de una mezcla de agua. polvo, arcilla y quien sabe que mas, me envolvió la cabeza con papel film y a esperar(no se porqué pensé en Kiko Matamoros, estoy jodida)  .. . de pronto me doy cuenta de que a la otra clienta la está atendiendo una tía que no es Manoli ... y esta pava de donde salió , prefiero no saber,por eso antes hablaba en plural, donde la tendría escondida??, la puta peluquería se peta, Manoli y la colega fantasma no dan a basto,y además, no se como me fijo, y veo que las couches están descalzas(juraria que cuando llegué Manoli llevaba unos tenis), y venga a untar barros y a envolver cabezas . . . me quitan ese barro y me ponen otro, me vuelven a envolver, mamá que movida, me merezco todo lo que me pase, por parva, siempre tengo que andar probando cosas, pues ala, jodete Teté (entre barro y barro pude apreciar que mi pelo seguía ahí). . . ya por fin me lavan la cabeza,"pero no mucho porque el barro sigue actuando 48 horas"( me vino a la mente de repente, "Flores en el Ático" y el veneno que aquella descorazonada y maléfica madre daba a sus hijitos lentamente),"ahora relajate que te pongo la mascarilla, cierra los ojos si quieres", sí, y una mierda cierro los ojos, miro a mi arrededor, todas tiene los ojos cerrados, y un cojón los cierro, que igual cuando los abra me falta un riñón,. Mientras me secaba el pelo, Manoli, tan entregada como a primera hora, me suelta "Ves que contento está, se ha bebido todos los minerales del barro y está feliz, el pelo siente todo", pues como se debieron de sentir sus difuntos primos que vivían en mis piernas cuando vieron acercarse la maquina del láser, pensé yo  . . . En fin, tengo que decir que pese a que fue una experiencia un tanto surealista( soy experta situaciones extrañas, os acordáis??),mi melena quedó suave y brillante como nunca, quizá vuelva... ya os contaré ... y como pasé una tarde de nervios pensando que iba a ser captada por una secta satánica y que nadie se iba a enterar, que mejor que llegar a casa y comerse un par de vieiras al horno para recomponer el malestar!!!!!

Vieiras al horno (tan faciles de hacer como deliciosas de comer)

Ingredientes:
  • 50 gr de jamón serrano
  • 2 vieiras
  • 1 cebolla pequeña
  • aceite de oliva
  • pan rallado
  • do cucharadas de tomate triturado
  • pizca de sal (muy poquita)
Rehogamos en una sartén la cebolla, cuando esté bién pochada añadimos el jamón, dejamos que se dore un poquito y añadimos el tomate, cocinamos a fuego lento unos diez minutos. Cubrimos las vieiras con esa salsa y espolvoreamos con pan rallado. Gratinamos en el horno precalentado 180º unos ocho minutos.







vieiras al horno